'Nosferatu', ¿el mal viene desde nuestro interior, o de más allá?

domingo, 2 de febrero de 2025

 



Título: Nosferatu    Año: 2024
Dirección: Robert Eggers  Género: Terror gótico

Una historia gótica de la obsesión entre una joven atormentada y un aterrador vampiro enamorado de ella, causando un terror inconmensurable a su paso.

 You awakened me from an eternity of darkness. You...you... you are not for the living. You are not for human kind.

 

Voy a comenzar diciendo que nunca me vi la adaptación de Nosferatu de 1922, aunque ahora tengo una profunda curiosidad por verla. Sin embargo, cuando salió el trailer de Nosferatu y posteriormente la película, teniendo críticas tan dispares de amor odio, y posicionándola como "el regreso al terror gótico", no podía sino darle una oportunidad, así que me fui directamente a la pantalla grande a verla.

La reinterpretación, no remake, de Nosferatu, dirigida por Robert Eggers (director de muchos éxitos como La Bruja, El Faro, etc) se erige como un hito dentro de cine de terror gótico contemporáneo, en una época donde el susto fácil esta a la entrega de cada film.  Esta obra, que deja claro que busca homenajear la esencia de su origen de 1922 pero no ser una copia, no solo lo consigue, sino que también la reconfigura para adaptarla a una mirada más moderna y provocadora.

Con una estética cuidadosamente elaborada y una atmosfera que se siente opresiva, impía y seductora, Eggers entrega una versión que es tanto una carta de amor al expresionismo alemán así como una exploración psicológica sobre el deseo y la transgresión.

Uno de los puntos de mayor destaque en la película, es de lejos la interpretación de Lily-Rose Depp en el protagónico de Ellen Hutter. Depp logra una interpretación que destila vulnerabilidad y fuerza a partes iguales, dotando a su personaje de una tridimensionalidad que enriquece su historia. Su química con el Conde Orlok (Bill Skarsgård) es palpable y refuerza la lectura de la película como una exploración del deseo femenino y su intersección con lo monstruoso. Ellen no es simplemente una débil damisela en peligro, sino una mujer atrapada entre la represión y la atracción de lo prohibido, un matiz que Depp maneja con una maestría sutil pero contundente.



A diferencia de la versión original, donde el Nosferatu representaba una plaga que debía ser erradicada, la visión de Eggers lo convierte en una figura más ambigua, una encarnación del deseo y la corrupción moral. La película juega con la idea de que Nosferatu no es solo un depredador nocturno, sino también una proyección de los temores sociales y religiosos sobre la sexualidad femenina. El erotismo, una de las adiciones más destacadas en esta versión, es representado de manera inquietante, intensificando la tensión psicológica que domina la narrativa.

El terror gótico de esta versión también se distancia del terror clásico, rechazando los sustos fáciles y los efectos visuales excesivos. En su lugar, la película construye una atmósfera de inquietud persistente, donde la sensación de lo impío y lo prohibido es palpable en cada escena. Hay momentos en los que la película logra transmitir una sensación de sacrilegio, como si el espectador estuviera presenciando algo que no debió ver. Esta, es sin duda, una decisión intencionada de Eggers, quien ya ha demostrado su maestroa en la construcción de atmosferas opresivas en trabajos previos como The Witch o The lighthouse.

I am convinced only you have the faculty redeem to us.

El aspecto visual es otro de los pilares que sostienen la película, la cinematográfica se apoya en un uso magistral de la luz natural (aprovechándose de fuentes de luz como el fuego de las velas, la luz de la luna y la iluminación que se filtra a través de las ventanas) creando una sensación de asfixia y realismo. La penumbra se convierte en un personaje en sí mismo, envolviendo a Ellen y Nosferatu en un constante juego de luces y sombras que refuerzan la narrativa. La composición de los encuadres también merece una mención especial: los planos cerrados y angulares que transmiten la opresión  y el aislamiento de los personajes, así como la inexorable amenaza que representa Nosferatu.

La relación entre ambos (Elle/Nosferatu) es el eje emocional de la película, Eggers desarrolla un vínculo que va mucho más allá de la conocida lucha entre el bien y el mal, planteando una relación de fascinación y repulsión. Ellen no es simplemente una víctima, sino una figura que explora sus propios límites, una decisión que da profundidad al relato y lo eleva más allá del simple terror visual.


En resumen, Nosferatu (2024) no es solo una reinterpretación de un clásico, sino la transformación en una pieza de cine de autor con una visión audaz. La combinación de actuaciones impactantes, una fotografía impecable y una exploración temática profunda hacen de esta película una experiencia imperdible para los amantes del cine de terror gótico.






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