"El dia en el que soñé que las relaciones eran osos y jarrones de mermelada" | Artículo

miércoles, 27 de mayo de 2020


Llega un día en el que todos nos damos cuenta que no importa nuestro género, color de piel, orientación sexual, ideología política o si eres team cap o team iron man: todos tenemos sueños extraños.
Y no te hablo del tipo extraño de estar en clase dando un discurso frente a todos y de repente darte cuenta de que estás desnudo y sales corriendo en el momento en el que tu alarma suena y te despiertas. No es que me haya pasado...
Sino que hablo de la clase de extraño que en el momento en el que te despiertas lo único que piensas es:



Ya saben, la clase de sueño que un personaje tiene en una película/serie/libro donde le llega un mensaje importante del subconsciente para avanzar en la trama pero no tiene idea de lo que significa por lo que va con su personaje secundario para pedirle ayuda. ¿Ese personaje? Comúnmente soy yo, la gente tiene la costumbre de contarme sus sueños raros.
De todas formas... estaba hace unos días atrás durmiendo y a punto de  despertarme, porque ya conocen esa teoría que dice que los sueños que más recordamos son aquellos más cercanos a la hora en la que nos despertamos. Y apareció ante mi una de esas pizarras que utilizábamos en la escuela, no las de secundaria porque tendían a ser blancas, sino las oscuras que usaban con tiza.
Desconozco si las siguen usando en clases o si se han actualizado.
¿Conocen esos vídeos de youtube donde su creador te explicaba algo haciendo dibujos? Como ese que nos ayudó a todos a pasar matemáticas.
Bueno, en ese sueño una voz en off comenzaba a explicarme como las relaciones eran en realidad osos de peluche y jarrones de mermelada.
¿Recuerdan la cosa con los sueños extraños? Este entro en mi top.

Ahora, sé que se estarán preguntando —o no— ¿por qué mi inconsciente elegiría estas dos cosas para representar a las relaciones? Y como que en un principio no tiene sentido, pero luego como que lo tiene un poco. 
En el sueño esta voz que creo que era yo o mi inconsciente, who knows, me explicaba como las relaciones son como cuando sostenías un oso de peluche y al mismo tiempo querías agarrar tu jarrón de mermelada. 
El peluche no era otra cosa que la relación en si, el sujeto que la agarraba eras tú y el jarrón de mermelada tus sueños, aspiraciones y metas. Apuesto a que después de esta entrada nadie va a ver a los jarrones de mermelada igual.



La teoría iría algo así: Imagínate que desde el momento en el que naces, tenes un jarrón de mermelada (que se fue llenando a medida que crecías y que comías una cucharada cuando tus sueños/metas/aspiraciones se cumplían), un día te encuentras con un oso de peluche de esos grandes (una relación) y decides cargarlo (meterte en ella) pero al mismo tiempo quieres seguir comiendo de tu jarrón de mermelada, porque, bueno, son tus sueños y metas.
La forma en la que agarres a ese oso (relación) es directamente proporcional a si podrás o no comer de ese jarrón de mermelada. Bien, en este punto yo ya estaba pensando que mi inconsciente decidió ir al mágico mundo de los hongos alucinogenos o algo así, pero resulta que no... creo.

En ese momento, la voz comenzó a dibujar diferentes maneras en las que uno podía plantear esa situación para poder llegar a una solución: tener ambos.

Una de las formas en las que se puede tomar un oso de peluche de ese tamaño, es tomarlo con los dos brazos y cargarlo contra ti. Al hacerlo, tus dos manos van a estar ocupadas, por lo que no podrás comer de ese jarrón de mermelada.
De esa forma, además de asfixiar al pobre oso y si fuera real sería super incómodo, también nos muestra cómo es estar dentro de una relación en la que eres dependiente. 
¿Por qué? te preguntarás. Bueno, utilizas tus dos manos para cargar un oso y apretarlo contra ti, para no dejarlo ir. De esa forma no hay manera de que el oso pueda irse si quiere (a pesar de que es un oso de peluche), no solo eso, puedes apretarlo de tal forma que se asfixie, que se sienta agobiado. Estás siendo dependiente de ese oso, es decir, de esa relación.
Al tiempo que dejaste de lado tus sueños (ese jarrón de mermelada), olvidándote de él.

La otra manera es cargarlo a tu espalda, para eso necesitas de ambos brazos para que no se caiga. Y a pesar de que el oso puede saltar lejos tuyo en cualquier momento, es él el que representa el verdadero peso.
No puedes tomar tu jarrón de mermelada porque el oso es dependiente de que no lo sueltes, aquí el dependiente es tu pareja en la relación. Has dejado tu jarrón de mermelada para "cargar" con una relación que tarde o temprano te cansarás de llevar.

Para este punto en mi sueño yo ya estaba en plan: ¿estoy soñando con osos por la película de Winnie The Pooh? 

Claro que el sueño no se detuvo allí, y planteó la siguiente situación: qué sucede si dejamos al muñeco para comer del jarrón y luego volvemos a cargar al muñeco y hacemos eso cada vez que queramos comer del maldito jarrón de mermelada.


Aquí tenemos a las relaciones clásicas que cortan/vuelven y a las que saltan de relación en relación cada vez que se sienten solos. El problema es que un día alguien va a ver a ese oso y te vas a quedar sin tu maldito oso que quieres tanto. Lo que apesta.
Además, no es justo para el oso ser cargado cada vez que no hayas cumplido tus metas o te sientas solo.
En esos momentos yo ya comenzaba a pisar de que no había forma de llevar al maldito oso y comer del maldito jarrón de mermelada y solo quería pasar al siguiente sueño en el que estuviera Dylan O'Brien protagonizando a Mitch Rapp en American Assasin.
Quiero decir, ¿qué sucede si llevar un oso y comer del jarrón era incompatible? Quizás las relaciones no estaban hechas para ser llevadas mientras uno cumplía sus sueños.

Estaba equivocada. Porque mi inconsciente está dirigido por Disney.

La única forma de llevar el oso (relación) y poder comer de tu jarrón de mermelada (sueños) no es cargarlo, sino tomar su mano y caminar junto a él.
De esa forma, podrías tomar tu jarrón  y al oso, igual que el oso con su mano libre podría tomar su propio jarrón y ambos disfrutar juntos de la mermelada.



En ese punto sé que se preguntarán qué significa todo esto y qué mensaje quería darme mi cerebro. Y creo que el siguiente: muchas veces creemos que llevar una relación nos va a alejar de nuestras metas, que no podemos conseguir todo lo que queremos porque estar en pareja nos distraería de nuestros objetivos.
Porque tememos perdernos en una dependencia o ser perdidos en ella, y apartamos a las personas por esa misma razón.
Y ese es nuestro error.
Porque creemos que una relación debe ser una carga o algo en lo que debemos estar siempre encima. Pero no es así.
El oso puede acompañarte todo el camino mientras obtienes tu metas y mientras este obtiene sus propias metas, y pueden ambos soltarse cuando así crean que debe hacerse. 
Puede que conozcas a muchos osos en el camino, y tu oso puede conocer a otros sujetos en el camino. Y quizás un día te das cuenta de que tu jarrón de mermelada ha cambiado por estar con ese oso y que ahora hay más mermelada o que la mermelada se tornó en peras.
Y ese es el punto de todo esto: las relaciones no tienen que ser absorbentes o cargas que llevemos como mochilas. No tienen que ser impedimentos para nuestras metas, porque si son así, entonces no son relaciones sanas.

Las verdaderas relaciones te acompañan en tu camino, de la mano, caminando a la par. Cada uno con sus jarrones de mermeladas.


Y en esos momentos pensé, bueno, demonios, eso fue bastante inteligente.
¿Pero dónde está mi sueño de Dylan O'Brien?



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