Muchos que me siguen en el blog, saben que “La maldición de Hill House” se convirtió en una de mis series favoritas (por no decir mi preferida) tras su estreno. La enorme cantidad de veces que la he visto podría sorprenderlos, y es que siempre se encuentra algo nuevo cuando atravesamos esa historia de fantasmas y de una familia perdida por la tragedia.
Nuestra historia, como tantas otras historias, es narrada en el presente hacia el pasado por una mujer misteriosa que no descubriremos hasta el final quién es. Una noche, un grupo de personas se reúnen al calor de una chimenea a hablar de fantasmas, y ella decide contarles una historia, una historia sobre la pérdida, sobre el resentimiento, sobre el amor.
Todo comienza cuando una joven au pair estadounidense (Dani) que huye de su propia tragedia del pasado, comienza a trabajar en Bly Manor para cuidar a dos huérfanos (Miles y Flora) que también tienen su propia dosis de perdida.
En un comienzo, todo parece apuntar a que Bly Manor es una historia de fantasmas, pero como aprendimos gracias a La maldición de Hill House, no todos los fantasmas son iguales. A veces los fantasmas son el dolor, otros, la perdida. Y otras veces, el amor.
Mientras pasan los días, el pasado y el presente se unen en la asfixiante piedra de una casa con fantasmas en un eterno ciclo de traición, amor y perdida. Que nos reúnen en una historia con diez episodios con un excelente cast y una fotografía que solo puede ser descrita como: esplendida.
"Un día a la vez es lo que tenemos."
Un guión que sumerge al espectador en la narrativa, que lo confunde, que lo atrapa, y que, finalmente, lo seduce al intérnalo detrás de una temporada que prometió y cumplió.
Como siempre, la serie consiguió lo que su antecesora también logró: jugar con nuestras emociones. Aunque el final de esta serie es más trágico que el anterior y el dolor queda en el espectador, consigue dar un cierre digno de una temporada que supo lo que quería presentar y que lo consiguió.
No considero que este producto y La Maldición de Hill House puedan ser comparados en base a “cual está mejor”, ya que ambos consiguen destacar en determinados aspectos. A pesar de puntos en conexión (los fantasmas y sus distintos significados), si cuentan dos historias completamente diferentes.
En “La maldición de Hill House” nos encontramos con una casa malvada, una casa que ha perdido su corazón hace demasiado tiempo y condena a quienes habitan en ella a la ruina. Bly Manor no es una historia sobre una casa malvada, sino sobre el amor en todos los niveles y aspectos (el amor de la familia, el amor tóxico y el amor entre dos personas que se consiguen encontrar en medio de la tragedia).
Las actuaciones que acompañaron a la serie fueron muy bien realizadas, Victoria Pedretti se está abriendo un lugar dentro del mundo del cine, ya dándonos personajes icónicos y sin duda espero ver muchísimo más de esta actriz.
El haber acompañado a otros actores de la primera serie (La maldición de Hill House) uniéndolos en la misma como una especie de cameo sin ser cameo (ya que no interpretaban a los mismos personajes) fue una idea brillante, ya que permitió a su ves ver más de la capacidad actoral de los mismos (esta técnica es muy utilizada por Ryan Murphy en American Horror Story, donde podemos tener a la muy versátil Sarah Paulson).
El final de la misma fue tan devastador como la primera serie, y ambos nos dejaron con una sensación agridulce en la boca. No porque fuera malo, sino por este final ambiguo donde hay felicidad pero no del todo,.
En resumen, «La maldición de Bly Manor» es una serie que solo puede ser descrita como esplendida. Con un cast conocido y nuevo que ha sabido intrepretar su papel, y una narrativa que nos vuelve a recordar como los fantasmas pueden adquirir múltiples formas.
¡Hola!
ResponderEliminarNo he visto ninguna temporada, pero ganas no me faltan.
Ésta temporada me llama especialmente la atención, pues se basa en un libro de Henry James que disfruté bastante.
¡Un beso!